Reflexiones en la red:
Las máquinas de hoy, incluso algunos modelos más o menos
baratos, son tan sofisticadas que es relativamente sencillo plasmar cualquier
escena. El resultado es que muchos ya no miran si tal o cual foto es buena
por lo que representa. Hoy se somete a las tomas a una suerte de inspección de
calidad valorando si tienen un histograma inmaculado, una sensibilidad ISO
baja, o una posproducción de manual. Un camino perfecto para terminar haciendo fotos más sosas que un
día sin pan.
Muchos fotógrafos precisamente patinan en un aspecto
fundamental de la técnica: el encuadre. Al fin y al cabo ningún
automatismo ha logrado cubrirnos las espaldas en un aspecto tan esencial del
lenguaje fotográfico. Pero si falla el encuadre entonces falla todo y, además,
eso denota algo mucho más grave: que no entendemos nada de lo que pasa por
delante de nuestras narices. No es de extrañar que cada vez veamos más y más
fotos minimalistas, con encuadres facilones. Ya se sabe: el minimalismo suele ser el refugio de los que no tienen
nada que contar.
Pues bien, la fotografía cada vez está perdiendo más el
referente del fotoperiodismo a costa de la influencia de la publicidad, en la
que se imponen argumentos estéticos y metáforas más o menos baratas. La industria
de la persuasión, desde sus orígenes, no hace otra cosa que vampirizar al arte.
Por ello, si quieres hacer arte con tu cámara mejor olvídate de la publicidad,
es sólo un sucedáneo.
Desconecta todos los automatismos de tu cámara y arriesga un
poco.
Juégatela para tener un poco de confianza en ti, y menos en
la cámara.
Intenta no hacer dos veces la foto. En la postproducción vale que toques mínimamente los valores
de brillo, contraste, e iluminación. Pero no te vuelvas loco con Photoshop. Si
una foto necesita más de 10 minutos de procesado probablemente es que no vale
la pena ¿La imagen es en blanco y negro? Pues dispárala así en la propia
cámara.
Piensa en lo que tienes frente a ti y no dispares a
escondidas. Si vas a fotografiar a gente acércate e
incluso charla. Te perderás muchas fotos pero ganarás algunas mucho mejores.
Nunca hagas fotos a la gente de espaldas. Ya sabemos que eres muy tímido, pues
haz el favor de dejar de serlo.
Muévete. Acércate a lo que
quieres fotografiar hasta lograr un buen encuadre. No dispares desde lejos lo
que merece ser disparado desde cerca.
¿Nunca has usado una cámara de carrete? Pues ya es hora de
que lo hagas. Ser nativo digital en fotografía no es una
ventaja, de eso puedes estar seguro. Así que dispara unos cuantos carretes en
blanco y negro. Y a ser posible con una máquina que no necesite pilas (la
fotografía se inventó antes que los enchufes, aunque te parezca mentira). Ve a
algún sitio a aprender a revelar fotos con un procedimiento químico, hay muchos
lugares en los que puedes a hacer eso por poco dinero y en poco tiempo. Te
vendrá de perlas para que valores más cada foto que hagas con tu cámara digital
y estarás orgulloso de las copias en papel que obtengas.
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